¡Hola a todos! Ya tengo lista la tercera parte de esta historia maravillosa. Tercera y última, este gran proyecto culmina con esta entrada y con la entrega de todo el material a los padres de Noa. Afortunadamente, nos quedan los recuerdos y las fotos que
miro una y otra vez. Siempre será el primer bebé al que fotografié llegando a este mundo... ¿Habrá más?
Si no habéis visto las otras entradas aquí las tenéis:
Parte I y Parte II.
Noa ya estaba con nosotros, tras dos o tres segundos empezó a llorar, tímidamente primero, más fuerte después. Todavía faltaba una sorpresa más, tras 9 meses guardando el secreto alguien preguntó: ¿Qué es, niño o niña? ¿Noah o Noa?
Decidieron no saber el sexo del bebé hasta que naciera.
Carmen quería comprobarlo ella misma... ¡Es una niña!
Ya todo había pasado y podían sentirse muy orgullosos. Un parto totalmente natural, con sus momentos de concentración, sus momentos de dolor extremo,
también de calma, sus momentos de risas... como la vida.
E igual que la vida son estas fotografías, reales, por supuesto tan espontáneas como que evidentemente ni tienen el mejor encuadre, ni la mejor perspectiva, ni llevan juegos de enfoque, ni siquiera un "espera que haga la foto". Por eso mismo alguna me perdí. Casi no llevan edición, solo un procesado sencillo, no quise aportar nada más, tampoco necesitan nada más. El momento lo dice todo... Para mí lo importante era no molestar, saber estar e intentar pasar desapercibida. Es, además, lo que más me gusta de esto: poder fotografiar a personas en un momento importante
y feliz para ellos sin que presten atención a la cámara.
Tras dejar un tiempo a Noa en el pecho de su mamá, era el momento de cortar el cordón umbilical. El padre, con ayuda del matrón, fue el encargado de hacerlo, bajo la atenta mirada de la hermana mayor. No se separó de ella en ningún momento, estoy segura de que nunca lo hará ya.
Nuevamente el color en algunas de las fotografías me pareció fundamental respetarlo, y es que pocas veces podemos ser testigos de esta piel, de la piel de un verdadero recién nacido, intacta, que se ha ido formando durante 9 meses, que entra en contacto con su mamá,
que huele, que nada tiene que ver con el recién nacido que será dentro de unas horas.
Solo faltaba la placenta y una vez fuera todo eran sonrisas, se respiraba felicidad y nos acercábamos al mediodía. Cuando se encontró con fuerzas, la mamá se levantó para irse a la habitación. Y ahí volví a envidiarla muchísimo, podía irse a su dormitorio, en su cama, donde seguro que pudo descansar con tranquilidad, junto a su niña pegadita, sus otros niños cerca (y con el pecho disponible también para el pequeño Leo), en su casa, sin visitas, sin compañeros de habitación, sin interrupciones cuando pudo conciliar el sueño, con su baño... ¡Una delicia!
He intentado alargar al máximo la edición de las fotos... ¡Y eso que es una necesidad para mí ponerme a ello cuanto antes y hasta que no termino no paro! Pero lo he disfrutado tanto... He recordado, he sentido a través de ellas, he llorado y sonreído sintiéndome afortunada de tener entre mis manos algo así (entre mis manos y en mis recuerdos, para siempre).
Y Noa me regaló una última mirada ¿O quizás la primera?
Aquí acaba la maravillosa historia de su nacimiento, no ha podido tener mejor primer capítulo,
le queda tanto y tan bonito por escribir...
De vuelta a mi casa me sentía eufórica, con ganas de compartir una experiencia tan alucinante.
Y aquí estamos, publicando la última parte ya.
Gracias, de nuevo, a todos por todas las palabras bonitas que he leído, por compartir el enlace al blog y por los Me Gusta en la página de Sonríe Buttercup! del Facebook (Podéis darle aquí)
Por supuesto, gracias, a quienes me han facilitado que yo pudiera estar disponible 24 horas al día durante 5 semanas. Renunciando a planes y, cómo no, aguantando mis nervios.
Y todo mi agradecimiento, una vez más, a estas personas tan generosas de las que he aprendido mucho. Primero por confiar en mí, por abrirme las puertas de su casa, hacerme partícipe de su sueño en el que, además, me hicieron sentir súper cómoda. Y gracias por hacerlo público para que todos podamos emocionarnos una y otra vez.
Gracias a ti Lola!! Ha sido una suerte dar contigo y poder hacer (si cabe) más inolvidable ese día. Me he emocionado mucho al leer de nuevo tu relato, y las fotos, son increíbles.
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