Para la historia que os quiero contar hoy nos remontamos al sábado 14 de mayo. Ese día, este mes, el favorito de Raquela, fue el elegido por estos novios para celebrar su boda. Y tan solo 30 días antes del día B se pusieron en contacto con Sonríe Buttercup! solicitando presupuesto. Se comprometieron en noviembre, con una pedida de mano de las de película, con la ciudad de la luz y el amor como testigo. Y no tuvieron prisa por organizarlo todo... Por eso, menos de un mes antes tuvimos nuestra primera y única reunión. En la hora y pico en la que estuvimos charlando traté de empaparme de sus sensaciones, sus nervios, sus emociones...
y supe que Raquela y Fede se querían, se querían mucho, se querían de verdad. Jóvenes, pero con 6 años de relación, las cosas muy claras y seguros del paso que estaban dando.
Tras una semana en la que no paró de llover, por fin, el sábado amaneció despejado. Por la mañana fueron a formalizar el matrimonio al Ayuntamiento y al anochecer intercambiarían sus anillos delante de sus amigos y la familia.
Como podéis ver Fede estaba MUY nervioso. Pasaban las 9 de la noche y la novia no llegaba al Cortijo Doña María. Ni la novia ni el amigo encargado de oficiar la ceremonia.
Pero la espera mereció la pena y cerca de las 9 y media de la noche Raquela caminaba del brazo de su padre ante la ilusionada mirada de todos. Temblaban.
Aunque seguro que en la mañana vivieron momentos preciosos, todavía guardaban muchísimos nervios y emociones. Las palabras casi no podían salir de sus gargantas...
Fue una ceremonia íntima, preciosa y única.
El sol se ocultó por completo y nos quedaban por delante muchas fotos que tomar. Misión complicada, ya que sin luz era un importante reto trabajar. Los novios pusieron todo de su parte, aguantando en ocasiones bien quietos para intentar lograr la nitidez. Técnicamente no son perfectas, pero creo que sí que saben a amor, saben a la ilusión de estos novios tan naturales, saben a la unión entre un sevillano y una uruguaya, saben a ternura.
Y, por supuesto, no faltaron las sonrisas. Sonrisas que hacían brillar unos ojos enamorados y felices de estar viviendo aquello que no olvidarán jamás.
Después comieron, bebieron y disfrutaron de una noche mágica.
Y, tras repartir los recuerdos, faltaba el baile. ¡El baile! Hubo primer baile, segundo baile, tercero... y los que quedaron cuando nos fuimos... ¡No paraban de bailar! ¡Y qué ritmo! Desde aquí aprovecho para hacer un llamamiento a los DJ de bodas y eventos de los que se pretende
captar alguna fotografía... ¡No al humo de discoteca! Por favor... No hay necesidad y no nos deja ver nada ;) "Bromas" aparte, consiguieron sacar aire limpio para seguir respirando, seguir bailando y disfrutando.
Muy pronto tendrán el resto de sus fotografías,
hechas, revisadas y editadas con la pasión que provoca compartir momentos tan especiales
con personas especiales gracias a esta especial afición.
Raquela, Fede, de nuevo ¡Enhorabuena! y muchísimas gracias por confiar en
Sonríe Buttercup! y tratarnos con tanto cariño. Os deseo toda la felicidad del mundo:
viajad, bailad y sonreíd.
Como siempre, y por siempre, gracias a quienes apoyan y ayudan en este sueño que es Sonríe Buttercup!
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