¡Hola! Falta muy poquito para que los protagonistas de la anterior entrada puedan ver todas las fotografías de su boda, que son más de 250. Pero ya hoy puedo adelantarles algo, para que también seáis testigos vosotros de su amor. Si el otro día os enseñaba parte de los preparativos, en esta entrada compartimos la ceremonia y la fiesta posterior.
Espero que os guste muchísimo.
A las 7 de la tarde, en la Iglesia del colegio San Miguel Adoratrices, en Sevilla, se reunieron más de 200 invitados con muchísimas ganas de acompañar a José Luis y a Rocío. El novio esperaba impaciente en la puerta, junto a su madre, radiantes los dos. Poco a poco fueron entrando todos a una capilla que impresiona, el contraste entre la luz exterior y la oscuridad de dentro abrumaba. Poco a poco los ojos se acostumbran y puedes ver cómo estaba todo adornado, lleno de flores blancas, y su elegante arquitectura con un altar espectacular.
Rocío no llegó demasiado tarde, junto a su padre y a una sonrisa enorme, estaba deseando encontrarse con su, casi casi ya, marido. Fue una ceremonia muy emocionante (en serio, puedo asegurar que pocas habrá tan bonitas como esta), sus amigos leyeron palabras preciosas y
el sacerdote nos dejo a todos, fotógrafa incluida, sin aliento.
Los novios habían escrito los votos para el consentimiento y se enamoraron todavía más: ella de él, él de ella y todos con ellos. Seguros, nerviosos y pletóricos.
Y, tras las numerosas firmas, recorrieron el pasillo de nuevo, juntos esta vez. Rocío y José Luis. Fuera les recibieron con una lluvia de arroz, aplausos y numerosos deseos de amor y felicidad.
Más tarde, en la Hacienda La Andrada, tenían preparado un cóctel para compartir con los invitados. Primero los recibieron a todos antes de entrar al salón, saludando uno a uno.
Tras la cena y cerca de las 12 de la noche inauguraron el baile. Sonaba "La quiero a morir", su canción. También bailaron con los padrinos por Nino Bravo. Alejandra y María, las hermanas de Rocío, recibieron el ramo de la novia.
Ven a mí, abrázame
Porque te quiero
Te quiero, te quiero
TE QUIERO, te quiero, te quiero
Y HASTA EL FIN te querré
Como recuerdo de su boda sortearon entre todos los invitados varias cajas de regalos con diferentes experiencias. Como en una tómbola, cada uno tenía su número que cogió al empezar el convite y los afortunados subieron a recoger su premio. Una original forma de hacer su boda todavía más inolvidable. Y ya, tras tantos meses de preparativos, nervios e ilusión, "solamente" les quedaban por delante más de 5 horas de baile y diversión.
Seguro que hasta se les hizo corto...
¡Para la próxima vida me pido ir como invitada! Aunque por supuesto he disfrutado muchísimo como fotógrafa. Tan bonitos como lo lo son por fuera lo son por dentro. Y yo feliz y agradecida de formar parte de su historia de amor, que comenzó en el 2010 y que el pasado 1 de abril de 2017 vivió un capitulazo.
¡Muchísimas felicidades!